jueves, 14 de mayo de 2009

CONFERENCIA DIRIGIDA A LOS MATRIMONIOS PUNTOS 3 Y 4



3.- ¿Cómo lograr que esta unión perdure para siempre?
Las estadísticas son demasiado deprimentes, la mayoría de los matrimonios fracasan, se desintegran se acaban se sacan sus trapitos al sol. Otros quizá sigan viviendo juntos pero durmiendo en camas separadas, sin hablarse más que lo necesario, poniéndose los cuernos, faltándose al respeto, humillándose y lo peor echando a perder su vida y todavía se atreven a decir ¡Y yo que me case tannnn enamorada! ¡Mentira, vil mentira! Te casaste por muchas razones totalmente ajenas, pero nunca por amor, porque si ese hubiera sido el motivo habrías soportado sus borracheras, comprendiéndolo y apoyándolo para superar su alcoholismo; habrías aguantado sus aventuras o sus canitas al aire, analizándote y revisando tu vida para determinar si no has sido tú, tú quien lo lanzó a los brazos de otra, porque les diste todo, todo, todo, menos amor; le habrías soportado sus faltas de cumplimiento en sus responsabilidades dándole las palabras de aliento y afecto que él con ansia esperó siempre de ti, le abrías echo sentir que en tu casa el tiene un lugar de privilegio, que tú y tus hijos lo aman y le reconocen los esfuerzos que ha hecho para prodigarles casa, vestido y sustento y no le hubieses tomado como el hacedor de billetes que solo es importante y esperando con ansia el día de quincena; le hubieses dicho te quiero por lo menos tres veces durante el día y no ignorarlo como hasta hoy lo has venido haciendo; lo habrías escuchado con atención, mirándolo a los ojos y no lo hubieses ignorado, prefiriendo mas las telenovelas o los chismes de comadre; le hubieses dado amor y sexo en una entrega absoluta esperando complacerlo y satisfacerlo para que no se fuera a buscar esto mismo a otra cama, lo hubieses, lo hubieses, lo hubieses, pero todo esto que pudiste hacer, que aún puedes hacer, no te atreves, has venido ocultándote y prohibiéndole lo mejor de ti, te has convertido en un pinche perfeccionista que deseas todo venga a nos tu reino, sin importarte valorar lo que cuesta lograr las cosas, haciendo de tu casa el hogar con el que siempre soñó tu esposo o tu esposa si le das la oportunidad de ser, de compartir de valer ante ti y ante los tuyos, su autoestima estará elevada. Si rompes con la rutina, si inventas todos los días nuevas experiencias, nuevas caricias, si renuevas constantemente tus promesas, si le dices y le demuestras que lo quieres, si no te olvidas de los detalles, si compartes con él o ella plenamente tu intimidad, si se comunican, si no solo pides sexo o contacto sexual sino carisias y miradas profundas, el amor que un día brotó habrá de florecer y dar frutos en abundancia en sus hijos. Sobre todo darle su lugar y respeto de ser humano, nunca ocultes ni te afrentes de su nombre o de hablarle con cariño, no caigas en mencionarlo con desprecio como él o ella, éste o ésta porque así solo se le habla a los animales y a las cosas y tu pareja es eso, tu otra mitad, tu complemento, el ser humano con el que has decidido compartir tu vida y tus encantos, el ser humano en el que encontraste el amor.
4.- ¿Qué significado tienen los hijos como producto del amor?
En el principio de esta plática les dije que una de las razones por las que el ser humano se casa es el deseo de perpetuar la especie, tener hijos, porque en la mujer desde siempre florece el instinto maternal está hecho para la procreación, la naturaleza le tiene reservada esa gracia. Partiendo de ahí yo quisiera señalarles un hecho, la mujer durante los días de su regla, adopta actitudes que a nosotros nos molestan, se enoja, amanece de malas, es poco comunicativa, se aísla, llora, está muy sensible, y es que cada vez que expulsa el producto de la regla, está manifestando con su actitud un embarazo frustrado; de igual forma cuando la pareja utiliza diversos medios de control o Anticonceptivos, el propio acto sexual es un acto frustrante y por eso el varón se encabrona, cuestionándola con el ¿Qué te pasa? ¿Acaso ya no me quieres?, ¿Donde ah quedado la pasión que cuando novios tuviste? Y un sin número de reproches; cuando el hombre desconoce todo esto que conocen mejor los animales, porque ellos si respetan a su pareja. Incluso he llegado a escuchar a un hombre que dice, si esta vez no tiene un niño, la mando a ¡Chingar a su madre! Cuando el muy bruto no entiende que quien determina el sexo es el varón no la mujer.
Una mujer alcanza su plenitud cuando es capaz de traer hijos al mundo, ahí está su plena realización, es ahí cuando valora la bendición de dios que la hizo mujer, es ahí que reconoce el valor inmenso de su esposo, por eso su actitud negativa cuando un embarazo se frustra y su euforia cuando ha parido a un bebe, sangre de su sangre y fruto de la experiencia del amor. ¿Aun es necesario señalar, cuan importantes son los hijos? ¿Aun será preciso preguntar si son o no básicos en la unión conyugal? No lo creo pero mucho menos admito que el hombre se ponga de intransigente para exigir niño o niña, cuando los hijos sin importar el sexo son divinos. Estos son capases de cambiar con una sonrisa los malos ratos que pasamos los papás; son el motivo o razón de nuestros sacrificios y desvelos, por eso cuando se enferman todos en casa estamos tristes, por las inocentadas, las preguntas, las travesuras, las lagrimas, los berrinches, los pucheros, los besitos, los apapachos y todo ello son la alegría, son lo que transforma una casa en un hogar.
Muchos matrimonios se han destruido por la falta de hijos, pero muchos también han resuelto sus conflictos y han comprendido el sentimiento del amor a través de los hijos. Así como encontramos padres y madres desnaturalizadas, que los venden que los regalan, los dejan abandonados, o los tiran a la basura; también encontramos a quienes gustosos entregan su vida por ellos.
ANÉCDOTA Sigue ahí perdiendo tú tiempo ¿Qué no sabes que tenemos que hacer un hijo?
Este es un relato real, se los platico sin revelar los nombres y les aseguro que historias como esta, hay muchas.
Es la historia de una pareja que se unió en matrimonio, muy ilusionada, por formar una familia y desde siendo novios ambos habían manifestado su deseo de tener hijos, de tal suerte que, como dice el dicho, luego, luego, ¡A ponerle Jorge al niño!
A pesar de que su amor era tan fuerte, su vida tenía otros planes. La señora se embarazó, todo parecía normal, pero de pronto en los primeros meses, se presentaron problemas, de tal suerte que tuvo que abortar. Ustedes podrán imaginarse lo que ambos sufrieron, no obstante el ginecólogo, dijo no tener una explicación por que al parecer todo estaba bien por lo tanto habría que intentarlo otra vez. Ahora se extremaron los cuidados y precauciones y todo se venía transcurriendo normal hasta que nuevamente se complicó y un ¡Nuevo aborto! Nuevas ilusiones tiradas a la basura. El médico entonces ya con más elementos fue sincero con la pareja y les dijo ¡Un nuevo embarazo no solamente pone en riesgo al producto también a su esposa, por lo tanto yo les aconsejo que mejor tengan un hijo en adopción! Ustedes habrán de imaginarse el cuadro.
Toda la autoestima se vino abajo. Poner en riesgo a la señora ¡No! dijo para sus adentros el esposo ¡Eso jamás!
Ya con más calma la pareja lo comentó y el dejó claro que cualquier otra solución, menos el embarazo, a partir de entonces, el incluso evadía el contacto sexual y se cuidaba. Le sirvió de mucho que su trabajo le obligaba a salir de viaje con frecuencia, pero ella era joven, el también, ambos se atraían y la situación poco a poco se iba complicando.
En ciertas ocasiones discutieron e incluso por que él se negaba a tener relaciones y ella le decía ¡No importa lo que pase, tenemos que volver a intentarlo y él siempre anteponía cualquier pretexto para no tocarla, aunque ella insistía.
El mismo cuenta. Un día cuando yo escribía un capitulo de mi próxima conferencia, tirado en la alfombra de nuestra recamara de pronto mi esposa entró, venia con la ropa más sensual que puedas imaginarte y se tiró en la cama, donde empezó a provocarme al sexo, yo estaba incontenible, pero yo seguía en mi empeño de no tocarla, máxime que estaba en sus días fértiles y ella no admitía el uso de ninguna medida de precaución, pero cada vez esto se volvía irresistible, de pronto me dijo ¡Sigue ahí perdiendo el tiempo! ¿Qué no sabes que tenemos que hacer un hijo?
Así fue, ahora nuestro hijo ya es un jovencito, a quien amamos con todo el corazón y yo, ya no sé qué decir, ¡Sin duda dios me dió por esposa a la mejor mujer! No le importó poner en grave peligro su vida, con tal de regalarme un hijo. De sobra sabes
¡Cuánto la amo!

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