miércoles, 27 de mayo de 2009

¿Cómo enseñar los valores en la escuela?


¿Cómo enseñar los valores en la escuela?

Hace ya buen tiempo que las nuevas corrientes pedagógicas dejaron en des uso la idea del yo enseño, por el yo aprendo. Se acabo la clase modelo, se acabo la cátedra, la exposición libresca, memorística, el típico impulso de querer que los alumnos tomen ciertas actitudes de receptores y que se vuelvan robots, sin voluntad multiplicadores de un credo, haciéndolos que solo repitan y repitan lo que decimos y hacemos hipócritamente los adultos. ¿No será preciso que nos preguntemos, si los niños, los adolecentes y los jóvenes necesitan actuar con liberad? Los tiempos actuales ya son muy distintos a los que nos tocaron vivir, antes majister dixit y (ET) vox populi, vox dei ahora déjenme ser, ya no me confundan ¿A quién le hago caso? ¿Todos están muy limitados y yo (dicen los jovencitos)? necesito mas y mas adquiero por mis propios medios., mucho más.
En 37 años de experiencia docente, puedo decir que fue mas lo que aprendí, que lo que enseñe, el destino que creí muy lejos, estaba más cerca de lo que esperaba y llego como en un abrir y cerrar de ojos. ¿Te has preguntado porque tanta violencia e inestabilidad social? Yo supongo que quienes debieran protestar debieran ser los más jóvenes y resulta que los que protestan son los más viejos. Los jóvenes no lo hacen porque están haciendo lo que quieren de acuerdo con los tiempos y nosotros los betabeles, no, nunca creímos que el destino nos abría de alcanzar y nos alcanzo tan es así que nos (cojio) desprevenidos. El maestro con sus insolencias y sus falsas poses de sabelotodo, el médico anticuado y fuera de contexto recomendando remedios de botica y la sobreprotección; el sacerdote diciendo tengamos temor de dios, no al aborto, no a la unión libre, confiésate y comulga; los padres de familia con el típico ¡Hijos pórtense bien, no llegues tarde, respeta a tus mayores, hijo no tomes, vete a misa se un hombre digno; los políticos con demasiadas promesas y demagogia, sintiéndose los dueños del poder, de la arrogancia y del dinero del pueblo; los policías (corruptos por costumbre y por tradición) queriendo meter en cintura a la juventud, macana en mano. ¿Qué otra profesión te gustaría analizar? La que tú quieras, la que tu ejerces, no hay ni una en este momento que justifique su presencia en el planeta, todas han sido rebasadas, porque hemos perdido el piso y ¡La culpa la tiene la perdida de los valores! ¿Cuál perdida? Si es cierto que los valores están perdidos ¿Por qué no nos ponemos todos a buscarlos? Quizás si lo hacemos todos, algún día lo encontraremos ¿No te parece? Déjenme hacer alusión a Anthony de Mello en su libro llamado auto liberación interior, expresa ¡No busques a dios en los lugares santos! ¡Búscalo dentro de tu corazón! Que es donde lo has perdido. Yo no sé si esto lo comprendas o no, por si no, ahí te va esta breve historia.
Se cuenta que cierta mujer era una de esas que no faltan al rosario todas las tardes ni a misa todas las mañanas y en casa pasan con el Jesús en la boca. Esta mujer hacia esto todos los días, sin falta, porque decía el día que no lo haga, mi conciencia no me dejara tranquila.
Un día de tantos salió como siempre de su casa al tiempo, ignorando como siempre al prójimo. Para ella no existían mendigos, no había enfermos en casa, ni en clínicas, ni hospitales no había bocas hambrientas, ni semidesnudos, ni personas descalzas, no había ni alcohólicos, ni drogadictos, ni personas con baja autoestima, ni al borde del suicidio, no había ni desahuciados ni personas en los velatorios despidiendo a sus difuntos, mucho menos panteones (porque yo no me voy a morir) no había ni sabios ni ignorantes, ni bonitos, ni ricos, a lo único que sabía jugar era al yo-yo. Pues bien un día salió rumbo al templo, llego hasta la puerta y a diferencia de otros días, la encontró cerrada, pero desde afuera se escuchaba que adentro había muchas personas, hablando y orando a dios. Jalo el portón y no se abrió, empujo muchas veces con fuerza y no se abrió, toco fuerte y pidió que le abriesen y nadie le abrió, desconcertada entonces, decidió dar marcha atrás e irse a su casa. Cuentan que cuando se dio la vuelta para retirarse misteriosamente apareció en el portón del templo un mensaje que decía.
¡Yo también estoy allá afuera!

Espero que haya sido yo muy claro y me hayas comprendido.
Los maestros y los padres de familia, ocasionalmente me piden que les e una conferencia sobre valores, o bien que les diga ¿Cómo enseñar los valores en la escuela o en la casa? Algunas veces he dado estas conferencias y hemos analizado el problema desde diversos puntos de vista, y después de mucho bla, bla, bla, ¿Saben que hemos logrado? ¡Nada! En serio, ¡Nada!, ¡Les digo que nada!
No, no estoy borracho, ¿Qué se puede hacer ante la adversidad? ¡Pues nada! ¿Entonces? ¿Qué se cargue la chingada al mundo? Pues si al fin que ahí vamos todos. Me acuerdo de un borrachito, que felizmente ya murió, que acostumbraba decir ¡Apa toros y apa toros, acabándose este mundo, al cabrón nos vamos todos!
Bueno, antes de que eso pase, oigan esto.
Los valores en casa y bajo la responsabilidad de los padres ¡Imposibles!
¿Saben qué? La verdad, no sé por dónde empezar.
El padre de familia se queja, y se queja, y entonces quiere que sea la escuela y los maestros los que lo hagan, pero lamentablemente en la escuela los hijos están más o menos 5 o 6 horas por lo tanto en casa 18 o 19 horas. En casa lo habitual es mentir de mil maneras, regañar y golpear, física y psicológicamente, faltarse al respeto mutuamente el padre y la madre, la infidelidad es el pan de todos los días, el llegar o no puntual es costumbre, el aseo y la higiene es punto y aparte, la solidaridad en familia ¿Cuál?, los buenos modales en la mesa, cero, el orden y el cumplimiento de deberes ¿Qué es eso? El beber, drogarse, prostituirse y faltar a la delicadeza y el pudor es la tradición de cada fin de semana, con amigos y compadres, los incestos y la infra sexualidad es el estilo de vida, el lenguaje más común es guey, pendejo e hijo de tu puta madre, me vale verga, entre otras, las prácticas religiosas durante el año, ¡Bien gracias! Pero el último día del año los templos a reventar ¡Vámonos a vacaciones! ¡Chinge su madre el mundo! Las visitas a la escuela, cero, ni cuando, inscribimos a los hijos la comunicación ¿Y eso con que se come? ¿Qué decir de una rica comida en casa? Vieja encárgate una pitzza o haste unos pinches sanwiches y unas cerbatanas bien muertas y ya, la reina de la casa es la televisión, lo único que importa es ganar billullos, a los guaches dales dinero, encárgalos con la vecina y que se vayan a la escuela, de regreso que se compren sus sabritas y enciérralos a ver televisión, si te chingan en la escuela, por pendejo. ¿Le sigo? O ay le dejo (Salió un verso y sin esfuerzo). Quizá te sientas molesto por lo que ahora estoy diciendo, pero dime a conciencia ¿Dónde está la falsedad? ¿En qué estoy exagerando? ¿A caso no es cierto lo que digo? ¡Para muestra basta un botón! Cuando llaman a la puerta o nos llaman por teléfono, ¡Diles que no estoy! al jefe del trabajo en casa se conoce como guey el carro es el pinche carrazo, al borracho le decimos pedo, a los maestros no los bajamos de dinereros, revoltosos y buenos para nada, en casa no colaboramos con el orden y la limpieza, a misa solo en bautizos, bodas y quince años, primera y única comunión, calumnias y críticas al vecino etc. Y a todo eso ¿Estoy mintiendo cuando digo, que lo único que nos interesa es el dinero? ¿A caso nuestros hijos nos ven leer? ¿Les ayudamos en sus tareas? ¿Les escuchamos? ¿Sabemos orientarlos respecto al sexo o les informamos respecto a la masturbación, a la menstruación?
Tal vez y lo admito, no debo generalizar, pero esto y mucho de esto pasa en nuestra casa, la cual está muy lejos de ser un hogar, pocos hay dignos de ello, que es posible contarlo con los dedos de la mano y a lo mejor nos sobran dedos. Mira ahí te va. Esta es la triste realidad, con esas palabras y con esas actitudes cargadas de falsedad e hipocresía pero que finalmente tienen las mismas consecuencias. Por otra parte ¿Cuántos niños son el producto de familias desintegradas, de madres solteras, de papás que viven en el norte, que nunca estudiaron, que creen que leer hace daño, que los estudiosos se vuelven locos, que si me citan a las 9 es para llegar a las 10 etc., etc? y etc. y conste que digo etc. no porque se me haya agotado el ceso, si no que no tiene caso seguirnos lastimando.
Es cierto hay sus muy raras excepciones, pero desgraciadamente son muy pocas., tampoco esto sucede en todas las familias, de lo que si estoy seguro es de que si algunos nos escapamos seremos pocos y en pocas de estas cosas. Les aseguro que no exagero, hay cosas que creemos que no hacemos, pero si las hacemos. Ahora bien, si te defiendes como gato panza arriba, tú ya sabes, el que da muchas explicaciones y mucho se justifica, más esta reafirmado sus fallas.

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